Bosques de abetos, robles y encinas, los más eficientes para mitigar el cambio climático en condiciones desfavorables
Imagen de la noticia: Detalle de un abetal en el barranco de Basari en Burgui (Navarra)
Un consorcio internacional de más de cuarenta organismos científicos, entre ellos GAN-NIK Gestión Ambiental de Navarra-Nafarroako Ingurumen Kudeaketa, ha realizado un estudio que constata que especies de árboles como los abetos, robles o encinas crecen más rápido en condiciones desfavorables, ayudando así a la captura de carbono del ambiente y, por lo tanto, a la mitigación del cambio climático.
La investigación, coordinada por el Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Francia (INRAE) y la institución de enseñanza e investigación Bordeaux Sciences Agro, y que en el caso de Navarra se ha realizado en el marco del proyecto europeo REINFFORCE, ha estudiado el crecimiento de 223 especies de árboles plantadas en 160 bosques experimentales distribuidos en diferentes regiones del mundo (Europa Occidental, Estados Unidos, Brasil, Etiopía, Camerún o Sudeste Asiático), representativos de todos los grandes biomas forestales.
El hallazgo demuestra que, en bosques boreales y templados, especies conservadoras como abetos, robles o encinas crecen más rápido que especies adquisitivas como arces, álamos, robles pedunculados o robles albares, siendo las primeras las más eficientes en la absorción del dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y, por lo tanto, las más eficaces a la hora de reducir la cantidad de gases de efecto invernadero del aire.
Estudio en condiciones reales
Hasta ahora investigaciones previas habían demostrado que, en condiciones controladas (principalmente invernaderos), las especies adquisitivas, más eficientes en la captación de recursos externos (nutrientes, agua, energía), generalmente crecían más rápido que las especies conservadoras, más eficientes en la conservación de sus recursos internos, lo que les permitía absorber más cantidad de CO2 de la atmósfera en menos tiempo.
Sin embargo, el estudio de las especies en condiciones reales ha arrojado el resultado inverso. Esto se explica por el hecho de que los bosques boreales y templados suelen estar localizados en zonas con baja fertilidad de suelo o climas fríos y secos, donde las especies conservadoras, más resistentes al estrés y más frugales en el consumo de recursos, saben sacar ventaja de las condiciones desfavorables y las limitaciones.
En concreto, estas especies adquisitivas poseen rasgos que les permiten maximizar el uso de los recursos (gran área foliar específica, alta longitud radicular específica) y mejorar su capacidad de convertir estos recursos en biomasa (alta capacidad fotosintética máxima, alta concentración de nitrógeno en las hojas). En los bosques tropicales húmedos, donde el clima es potencialmente más favorable para el crecimiento vegetal, no hay diferencia entre las dos tipologías de árboles.
Bosques como sumideros de carbono
Junto con los océanos, los bosques constituyen los sumideros de carbono más importantes del planeta, en cuanto a que son sistemas que absorben más dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera del que emiten, ayudando así a reducir la cantidad de gases de efecto invernadero en el aire.
Este es uno de los muchos servicios ecosistémicos (aquellos beneficios que los ecosistemas brindan a la sociedad, contribuyendo a mejorar la salud, la economía y la calidad de vida de las personas) que nos ofrecen los bosques. Otros son la regulación del microclima, la preservación de la biodiversidad, la purificación del aire y del agua o la protección de los suelos.
El papel clave del clima local
Más allá de las tendencias generales de los principales biomas (la tundra, el desierto, la sabana, el bosque templado, el bosque tropical, el bosque de coníferas, la pradera o el bioma mediterráneo), esta investigación ha puesto de relieve el papel de las condiciones locales para el crecimiento de las diferentes especies. Determinar qué tipos de árboles crecen más rápido, y por lo tanto absorben más dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, es clave para la mitigación del cambio climático, pero también lo es garantizar que las especies estén adaptadas a su entorno local.
El hallazgo, cuya notabilidad se ve respaldada por su publicación en la prestigiosa revista ‘Nature’, suma una alternativa más al abanico de herramientas que los profesionales de la gestión forestal van recogiendo para contribuir a la mitigación del cambio climático.
Referencias del artículo
Augusto L., Borelle R., Boča A. et al. (2025). Widespread slow growth of acquisitive tree species. Nature, DOI: 10.1038/s41586-025-08692-x. https://www.nature.com/articles/s41586-025-08692-x
La noticia en los medios
🔗 Entrevista de Amaia Madinabeitia en Navarra TV.
🔗 Entrevista de Ramón Huarte en La Ventana de Navarra de La Ser.
🔗 Entrevista en Crónica Navarra de RNE. (a partir 16'35'').